lunes, 1 de noviembre de 2010

II.


Por eso te suplico que me salves, oh, amor, sálvame con tus besos de amapola, sálvame de estudiar leyes y modos oracionales, sálvame de lo pronto que anochece, sálvame de los lunes, de volver a casa con el abrigo mojado, de este gris y tedioso destino de funcionaria.
Llena mi vida de un sentido de amor, dime que me quieres a la orilla del mar, ámame en secreto, llévame a ver una lluvia de estrellas o los cisnes del parque, córtame un bucle de cabello, estréchame en tus brazos, bésame bajo el paraguas.

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